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FeSP UGT Málaga - Noticias de los sectores públicos

UGT acusa al Gobierno de Andalucía de dar un paso atrás en los Presupuestos para los Empleados/as Públicos

La tarde de este jueves, se ha presentado el anteproyecto de la Ley de Presupuestos para el año 2019, en la Mesa General de Función Pública, donde la Federación de Empleadas y Empleados de los Servicios Públicos (FeSP) de UGT Andalucía ha expresado su desacuerdo con cuentas que dan la espalda a los trabajadores y trabajadoras del Sector Público de la comunidad.


Detrás de promesas como “creación de empleo como objetivo primordial”, “descenso del paro”, “subida salarial” y “servicios públicos” se esconde un anteproyecto “vacío de contenido”  y lleno de grave propuestas y “olvidos” que dejan al aire la recuperación y mejora del Sector Público en Andalucía, así lo trasmite la FeSP UGT Andalucía en una nota de prensa.

Sectores como los sanitarios, educativos y de atención social los limitan a una redacción encorsetada a unos recursos que “para ello se asignen”, sin ninguna explicación más. Igualmente ocurre con las entidades instrumentales y consorcios del Sector Público andaluz a los que les da dos meses de plazo para elaborar un plan de ajuste individualizado.

En cuanto a la oferta de empleo público 2019, atiende a lo que se marque desde la legislación básica estatal sin ninguna apuesta decidida de Andalucía para liderar la consolidación de los miles de temporales que todavía tenemos y lo que es aún peor, dejando bien claro, que en todo el Sector Público no se procederá a la contratación de más personal temporal en lo que queda de año, tan solo para necesidades urgentes e inaplazables. Algo demencial que puede generar un colapso en sanidad o educación.

En dicho documento se ignoran cuestiones acordadas anteriormente y que suponen un gran avance en la recuperación de derechos como la Carrera Profesional, el permiso por paternidad, la bolsa de horas de libre disposición, equiparación de los derechos del personal temporal con el fijo, las pagas adicionales que nos quitaron durante 2013 y 2014, las ayudas de acción social, la jubilación parcial en la Educación Concertada…

Además, abren la posibilidad en Educación y Sanidad de abusar de los contratos a tiempo parcial de forma generalizada y no como está ahora que solo se hacen en cuestiones muy específicas y concretas. Además, dejan bien claro que cualquier mejora que se pueda pactar, no podrá suponer ningún crecimiento salarial. Desde FeSP UGT Andalucía afirmamos que todas estas cuestiones empeoran los servicios públicos esenciales y provocan precariedad laboral.

En definitiva, UGT considera que este anteproyecto de presupuesto no es beneficioso ni para los miles de trabajadores/as del Sector Público en Andalucía, ni para los millones de andaluces y andaluzas. Desde FeSP UGT Andalucía exigimos al Gobierno andaluz que haga una apuesta firme y decidida por mejorar los servicios públicos.

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Los sindicatos de servicios públicos llevan a la comisión europea a los tribunales por primera vez, con el objetivo de que se respete el diálogo social

La Federación Europea de Sindicatos Públicos (EPSU, por sus siglas en inglés) acudió ante el Tribunal General de la Unión Europea, el pasado 23 de mayo, para presentar una demanda contra la Comisión Europea por infracción de las normas del diálogo Social (TFUE, artículo 155.2)

El objetivo de dicha acción, que constituye la primera vez que una organización de sindicatos europeos formula una reclamación contra la comisión a causa de una política social, es el que se anule una decisión sin precedentes, adoptada por la Comisión, al negarse a hacer una propuesta al Consejo para la Implementación del acuerdo de los Interlocutores sociales sobre el gobierno central, con relación a los derechos de información y consulta.

El juicio, cuya celebración se espera para antes del final del año, determinará los derechos que corresponden a los interlocutores sociales de la UE, en materias de legislación social y laboral.

El acuerdo de los interlocutores sociales se aprobó, en diciembre de 2015, por EPSU, TUNED y la antigua ministra francesa de la Función Pública, la Sra. Lebranchu, en nombre de EUPAE. Su finalidad era cerrar una prolongada brecha, en la legislación de la UE, sobre los derechos de información y consulta, además de sobre las reestructuraciones, que excluye a los funcionarios públicos y trabajadores del gobierno central.

En ese momento, la Comisión acogió positivamente el acuerdo, como “contribución a unos servicios públicos modernos y de alta calidad en toda Europa”. Sin embargo, poco más de dos años después, el 5 de marzo de 2018, la Comisión rechazó  la solicitud de los interlocutores sociales para la incorporación del convenio colectivo a la legislación de la UE.

La decisión, sin precedentes, del Colegio de Comisarios, socava por completo el Pilar Europeo de los Derechos Sociales de noviembre de 2017, que reafirmaba el derecho de todos los trabajadores a intervenir en los asuntos laborales que les concerniesen directamente.

La decisión:

  1. Incumple totalmente el principio de tratamiento equitativo entre todos los trabajadores;
  2. Continúa negando los derechos fundamentales de 9.8 millones de empleados y funcionarios públicos, y los deja sin voz respecto a un cambio significativo que incluye el futuro de sus empleos, la digitalización, la seguridad y salud, y la igualdad de género;
  3. Elude el derecho del Consejo a aprobar (o no), por votación de mayoría cualificada, una propuesta de directiva sobre los derechos de información y consulta en los gobiernos centrales;
  4. Reduce los derechos de los interlocutores sociales de la UE para negociar acuerdos legalmente vinculantes e infringe su autonomía, que es un principio clave consagrado en los tratados de la UE.

 Jan Willem Goudriaan, secretario general de EPSU y codemandante en el proceso, dijo:

“Las negociaciones entre EPSU/TUNED y EUPAE, que condujeron al acuerdo de los interlocutores sociales, siguieron a la iniciación, por parte de la Comisión, del procedimiento de enmienda legislativa. Todas las partes conocían, desde el principio, que EPSU/TUNED estaban negociando con vistas a la consecución de un acuerdo de los interlocutores sociales que después se transformaría en una Directiva”.

“El acuerdo de los interlocutores sociales pretende abordar la discriminación contra 9.8 millones de empleados y funcionarios públicos, que se enfrentan a profundos cambios sin participación alguna en su futuro. El rechazo de la Comisión a formular una propuesta es un inaceptable bloqueo para ello, y contraviene directamente el Pilar de los Derechos Sociales de Noviembre de 2017”.


Si quieres hacer seguimiento del caso, puedes visitar el siguiente enlace.

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En 2018, los salarios tienen que ganar poder de compra

​En 2017, la economía creció, por 4º año consecutivo, y los beneficios empresariales crecieron más que antes de la crisis. Sin embargo, los salarios reales cayeron casi dos puntos porcentuales. Desde 2009, los trabajadores han perdido 7,2 puntos porcentuales de poder adquisitivo.

 España se sitúa a la cabeza de la UE en niveles de pobreza y exclusión social. Las empresas ganan más, pero pagan menos. No invierten los beneficios, sino que se reparten los dividendos.

2018 debe ser el año del cambio con una mejora generalizada del poder adquisitivo de los trabajadores, apostando por un modelo económico más justo e igualitario.

 UGT reclamará en la mesa de negociación aumentos salariales por encima del IPC y el establecimiento de salarios mínimos de convenio de al menos 1.000 euros mensuales (en el marco de la campaña #PonteA1000). Si la patronal no atiende a razones la conflictividad y la movilización están aseguradas.

Los datos de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del cuarto trimestre de 2017, publicados hoy por el INE, muestran cómo en el conjunto del pasado año los salarios por trabajador perdieron casi dos puntos de poder de compra. Una circunstancia anómala y profundamente injusta, en un contexto en el que la economía lleva cuatro años creciendo (los tres últimos por encima del 3%), y las empresas no solo han recuperado el nivel de beneficios que tenían en 2007, antes de la gran crisis, sino que lo han superado y aumentan a un ritmo récord.

Esta situación es insostenible, porque está dañando la actividad económica, perjudicando decisivamente las capacidades recaudatorias del Estado y de la Seguridad Social, y manteniendo a millones de personas en situación de pobreza y exclusión social, donde España se sitúa a la cabeza de la Unión Europea. Hasta que no crezca el poder de compra de los salarios no saldremos realmente de la crisis y comenzaremos a construir un modelo económico más eficiente y sostenible y una sociedad más igualitaria y más justa, donde aumente el bienestar de todos y todas. 2018 debe ser el año que inicie ese cambio.

Según la Encuesta conocida hoy, el coste laboral por trabajador y mes aumentó en el cuarto trimestre un 0,7% respecto al mismo trimestre del año anterior. En el conjunto de 2017 el aumento anual medio ha sido del 0,2%. Por su parte, el coste estrictamente salarial por trabajador y mes aumentó en el cuarto trimestre cinco décimas respecto del existente hace un año, y el aumento medio en 2017 ha sido del 0,1%, es decir, que prácticamente ha permanecido congelado. Paralelamente, los precios de la cesta de la compra (el IPC) han aumentado en 2017 un 2% de media. Es decir, que los salarios en términos reales (una vez descontada la evolución de los precios) han caído 1,9 puntos porcentuales.

La pérdida registrada el pasado año se come las ganancias de 2014 y 2015, que se produjeron por la caída de los precios (en 2016 la variación fue nula), y se suma a las pérdidas registradas desde 2009. En total, desde ese año los salarios han perdido 7,2 puntos porcentuales de poder adquisitivo.

Mientras tanto, las empresas están logrando cuantiosos excedentes, y hace tiempo que dejaron atrás la crisis. Es decir, que las empresas ganan más, pero pagan menos. Y no es para aumentar el empleo o para elevar la inversión; es para repartirse más dividendos. Quienes oponen interesada y falsamente la creación de empleo al aumento de los salarios tan solo pretenden mantener un modelo de crecimiento económico que beneficia a unos pocos (empresas y perceptores de rentas del capital) a costa de empobrecer a la inmensa mayoría de la población, los trabajadores asalariados y los pequeños autónomos. Primero, porque el aumento de los salarios reales es imprescindible para reactivar el consumo de las familias, que es el principal motor de la actividad, y que ahora se está sosteniendo porque las familias están reduciendo sus ahorros; y segundo, porque el empleo que se está creando actualmente es esencialmente precario, poco productivo y de baja calidad, lo que conlleva salarios miserables que no permiten llegar a fin de mes. Esta situación no puede continuar.

Por eso, UGT y CCOO estamos reclamando en la mesa de negociación abierta con las organizaciones empresariales, para intentar alcanzar un acuerdo para la negociación colectiva de los próximos años, que los salarios tienen que crecer por encima de los precios, para ganar poder de compra, y recuperar parte del poder de compra perdido en los años anteriores.

Del mismo modo que en la etapa más dura de la pasada crisis los trabajadores y las trabajadoras tuvieron que aceptar rebajas de salarios para preservar su empleo y salvar a miles de empresas, ahora que la situación ha cambiado, y las empresas obtienen fuertes rentabilidades, las trabajadoras y los trabajadores deben beneficiarse de ello y mejorar sus rentas y su calidad de vida. Y deben mejorar en mayor medida quienes perciben salarios más bajos y sufren peores condiciones laborales, porque también fueron los más castigados por la crisis y por el impacto de la nefasta reforma laboral de 2012, que el Gobierno impuso de manera unilateral.

Esto debe traducirse en aumentos salariales de convenio claramente por encima de los precios, y en el establecimiento de salarios mínimos de convenio de al menos 1.000 euros mensuales. Se trata de una reivindicación justa y perfectamente asumible por las empresas, sin perjudicar a su competitividad, que ha mejorado mucho en los últimos años a costa precisamente de los recortes salariales.

UGT desea alcanzar un acuerdo en esos términos, que sería muy beneficioso para la confianza del país. Pero si la patronal no está dispuesta a ello, y quiere condenar a los trabajadores y a las trabajadoras a nuevas pérdidas salariales, trasladaremos esa reivindicación directamente a las empresas y a los sectores, con toda la fuerza que requiere la gravedad de la situación que atraviesa la clase trabajadora, y utilizando todos los instrumentos de presión y movilización a nuestro alcance.

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